«Antes muerta que sencilla«, aunque coja… La imagen seguro que la recuerdas. Regreso a casa tras una larga jornada con los zapatos en la mano y cuando te quitas los tacones ¡no reconoces tus pies! Hinchados, doloridos, con rozaduras ¡Qué horror! Y te preguntas ¿ha merecido la pena tanto sufrimiento? Pues la respuesta debe ser que sí, porque lo volverás hacer y «lo sabes»

¡Toma nota!

1. El truco «estrella» que circula por la red

Une el tercer y cuarto dedo del pie con una tirita. De esta forma, aliviamos el dolor que se produce en el metatarso. Hay un nervio que se divide en dos justo entre esos dedos del pie. Los tacones altos presionan este nervio causando el dolor. Por eso, al juntar los dedos quitas presión sobre el nervio, evitando el dolor que esta produce.

2. No debutes sobre unos zancos

Si no estás acostumbrada a llevar tacones, el día D no te pongas la madre de todos los tacones. Opta por algo más cómodo como unos tacones de unos 5 ó 6 centímetros a lo sumo.

3. Practica en casa.

Para evitar las rozaduras de los zapatos nuevos y que estos se vayan adaptando a la forma del pie.

4. Evita estar de pie parado

Siéntate de vez en cuando o camina, para desentumecer más que nada

5. Elige un modelo cómodo

Zapatos con cuña, con plataforma, los que se ajustan al tobillo con una pulsera o los que tienen el escote en T

6. ¡Ayúdate de las almohadillas!

Las hay de silicona que se colocan en la suela… no hace falta que las utilices desde el principio. Puedes llevarlas en el bolso y sacarlas cuando comience el dolor. ¡Verás el cielo abierto!