Desde tiempos inmemoriales se ha querido ver en la fecha de nacimiento una especie de marca capaz de determinar cómo va a ser la vida de la persona que acaba de llegar al mundo. Las sociedades precientíficas recurrían a conocimientos simbólicos, como la astrología, en pos de calcular ese posible devenir. En el presente, la ciencia lleva años estudiando si existe alguna relación entre la manera de ser y el mes en que vemos la luz por primera vez, descubriendo que, efectivamente, lo que parecía mera superstición podría tener sus bases, si bien fundamentadas en razones muy distintas a las de los horóscopos, tal y como hemos visto en un reciente artículo.
Siguiendo otra línea de trabajo, algunos científicos han querido verificar si existe un nexo entre las enfermedades que somos más propensos a desarrollar a lo largo de nuestra vida con la época en la que llegamos al mundo. Hace apenas un par de años, la Universidad de Columbia publicaba un estudio en el ‘Journal of the American Medical Informatics Association’ en el que ya se apuntaba que ciertos problemas, sobre todo los cardiovasculares, podrían tener una conexión directa con los ciclos de las estaciones en correspondencia con nuestros primeros años de vida.
En consonancia con este tipo de investigaciones, la Universidad de Alicante ha desarrollado un nuevo informe, editado en la revista ‘Medicina clínica’, en el que señala cómo ciertos factores ambientales pueden determinar el desarrollo de los niños, con las consiguientes consecuencias de cara a su salud en edad adulta.
Cómo condiciona el ambiente
Siguiendo los datos de la Encuesta Nacional de Salud, los científicos, coordinados por José Antonio Quesada, estudiaron 27 enfermedades crónicas en unas 30.0000 personas, para comprobar si existían diferencias en su manifestación en relación al mes de nacimiento de los sujetos. La sorpresa fue mayúscula al encontrar que ciertas condiciones médicas respondían a determinados patrones que sí estaban conectados con este hecho.
Los resultados demostraron también notables diferencias en los patrones de las enfermedades por lo que respecta al sexo del individuo, siendo muy distintas las vulnerabilidades de hombres y mujeres que nacieron en un mismo mes. Considerando, pues, sendas variables (mes de nacimiento y sexo del sujeto), estas serían las enfermedades a las que una persona puede ser más proclive.
Enero
- Hombres: estreñimiento, úlcera de estómago, dolor lumbar de espalda.
- Mujeres: migrañas, problemas derivados de la menopausia, infartos.
Febrero
- Hombres: problemas de tiroides, enfermedades cardiovasculares, osteoartritis.
- Mujeres: osteoartritis, problemas de tiroides, trombosis.
Marzo
- Hombres: cataratas, enfermedades cardiovasculares, asma.
- Mujeres: artritis, reumatismo, estreñimiento.
Abril
- Hombres: asma, osteoporosis, problemas de tiroides.
- Mujeres: osteoporosis, tumores, bronquitis.
Mayo
- Hombres: asma, diabetes.
- Mujeres: alergias crónicas, osteoporosis, estreñimiento.
Junio
- Hombres: enfermedades cardiovasculares, cataratas, bronquitis crónica.
- Mujeres: incontinencia urinaria, artritis, reumatismo.
Julio
- Hombres: artritis, asma, tumores.
- Mujeres: dolores cervicales, asma, tumores.
Agosto
- Hombres: asma, osteoporosis, problemas de tiroides.
- Mujeres: trombosis, artritis, reumatismo.
Septiembre
- Hombres: asma, osteoporosis, problemas de tiroides.
- Mujeres: osteoporosis, problemas de tiroides, tumores malignos.
Octubre
- Hombres: problemas de tiroides, osteoporosis, migrañas.
- Mujeres: hipercolesterolemia, osteoporosis, anemia.
Noviembre
- Hombres: enfermedades crónicas de la piel, enfermedades cardiovasculares, problemas de tiroides.
- Mujeres: estreñimiento, trombosis, venas varicosas.
Diciembre
- Hombres: cataratas, depresión, infarto.
- Mujeres: bronquitis crónica, asma, trombosis.