La pequeña esquina rosada en forma de media luna de su ojo se conoce como “duplica semilunaris”. Ha sido discutido durante mucho tiempo entre los evolucionistas y creacionistas, porque pensaron que era un remanente de nuestra historia evolutiva.
No tenemos un tercer párpado de repuesto que se pueda deslizar horizontalmente sobre nuestros ojos, como los reptiles, anfibios, peces, aves y algunos mamíferos. Tienen una estructura translúcida que se conoce como membrana nictitante y se utiliza para limpiar y proteger sus ojos.
Algunos de los expertos consideran la esquina rosada de nuestro ojo como una prueba de que evolucionamos a partir de criaturas y una vez tuvimos una membrana nictitante funcional.
Como órgano, el ojo puede reconocer el brillo y convertir sus variedades en un impulso nervioso que es descifrado por el cerebro. A pesar de que su actividad difiere según la especie, es habitual que el ojo extienda las imágenes que capta en la retina, un tejido que tiene células que transforman la luz en fuerzas impulsoras nerviosas que a la larga llegan al cerebro.
A pesar de todo lo anterior, no podemos pasar por alto que ojo es una palabra que también se utiliza con cierta frecuencia para dar forma a diferentes términos. De esta forma, por ejemplo, hay un ojo clínico. Esta es una articulación que se utiliza para aludir a que alguien tiene una capacidad gigantesca para tener la opción de ver algo específicamente.
En el ámbito del cine, el término ojo se ha utilizado con una extraordinaria recurrencia en las películas de título. Un caso genuino de esto son las películas, por ejemplo, “Abre los ojos”, “La Niña de tus ojos”, “En el ojo de la tempestad” …
Fuente: positiveandhealthy.com