Algo siempre tiraba de mí hacia ti. Desde el día en que nos conocimos y mucho después de que formáramos parte de la historia, la química entre nosotros era inquebrantable.
Creo que si me encontrara contigo, las mariposas de mi estómago se volverían locas y me entrarían unas ganas increíbles de estar entre tus brazos, aunque sé que ya no eres mío.
Por suerte, apenas te veo. Ya no nos movemos en los mismos círculos.
Apartarme de ti ya era bastante difícil y realmente es más fácil que no nos veamos ni nos hablemos.
Te escribo esto para decirte que nunca te olvidaré pero que tampoco voy a volver contigo.
Tuvimos nuestro tiempo para lograrlo y realmente me ilusioné con que lo haríamos, aunque sabía que en el fondo me estaba engañando.
Tuvimos un comienzo accidentado y toda la relación fue accidentada. Nunca sabía a qué atenerme contigo y eso me volvía loca.
Un momento estabas encima de mí y al siguiente me ignorabas por completo.
Un día me dabas el mundo, y al siguiente ni siquiera querías formar parte de mi vida.
Por cada paso adelante, dábamos diez pasos atrás. Nos estábamos quedando atrás rápidamente y no había nada que pudiera hacer al respecto. No había nada que quisiera hacer al respecto.